En qué medida un autor sigue siendo dueño de sus personajes después de haberlos expuesto ante ese receptor colectivo, el lector, que – como bien se sabe – muchas veces adopta, rebautiza y hasta reinventa a dichos personajes más allá de los propios cálculos del autor.
¿Cuán dueño de don Alonso Quijano es ahora Miguel de Cervantes Saavedra? Tan solo por mencionar al universal personaje, porque ya en lo personal, tengo la impresión de que el Zavalita, de Vargas Llosa, ya está muy lejos del otro personaje que quedó impregnado en mis fantasías de aprendiz de escritor.
No propongo ninguna discusión sobre este asunto. Sucede que me entero de que finalmente J.D. Salinger ganó la demanda que entabló contra la editorial que pretendió lanzar al mercado la continuación de la maravillosa novela «El guardián en el centeno» (1951). Es decir, si el adolescente Holden Caufield vagó por las calles de Nueva York después de haber sido expulsado de Pencey Prep, su escuela secundaria, la nueva novela pretendía narrar las aventuras Caufield 60 años después. Los dejó con la nota escrita por Giovanna Pollarolo para Perú 21.
El pasado 3 de julio, la jueza Deborah Batts, de Nueva York, emitió el dictamen final que da la razón a J.D. Salinger al prohibir que se publique en Estados Unidos 60 Years Later: Coming Through the Rye (60 años después: Recuperándose del centeno), novela que retoma a Holden Caulfield, el rebelde joven protagonista de El guardián del centeno (The Catcher in the Rye ), novela que J.D. Salinger publicara en 1951.
Como se recuerda, bajo el seudónimo de J. D. California, el escritor sueco Fredrik Colting escribió esta ‘segunda parte’ que muestra a un anciano Caufield vagando por las calles de Nueva York. Salinger, de 90 años, lo demandó por “plagio” y la jueza ha determinado que la novela de Colting “muestra significativos parecidos con la obra de Salinger y, por lo tanto, viola sus derechos de autor”.
Colting, ciertamente, se ‘apropió’ del personaje de Salinger luego de preguntarse ¿qué habrá sido de la vida del joven protagonista de El guardián del centeno? Pasados más de 50 años, convertido ya en un anciano, ¿vivirá en Nueva York? ¿Cómo lo habrá asaltado la vejez? Y dispuesto a responder estas preguntas, se lanzó a escribir la ‘segunda parte’ de esta famosa novela. Y la jueza ha dicho: eso es plagio. De otro lado, la ‘apropiación’ se puede interpretar como homenaje a personajes y obras memorables. Es el caso de Manoel de Oliveira y su Belle toujours (2007), película que presenta a Severine y a Husson, ya bastante mayores, intentando aclarar el confuso pasado que Luis Buñuel dejó sin resolver en Belle de jour (1966). Hasta donde tengo conocimiento, ni los herederos de Buñuel ni los de Joseph Kessel, el autor de la novela del mismo título, acusaron a Oliveira de plagio.