Inquisiciones. Novela y nación
De Milan Kundera he de recordar siempre mi primer contacto con su libro “
La insoportable levedad del ser”. Puedo recordar los muchos momentos que pasamos, con un apreciado amigo en aquellos años en donde todo el tiempo era una aventura literaria, reflexionando sobre alguna que otra afirmación temeraria de Kundera. El tiempo ha hecho que tengamos ciertas discrepancias con este gran autor; sin embargo, siempre se está atento a alguna publicación suya. En este caso, la idea de las naciones, los territorios y literatura vista – peligrosamente – desde el sesgo regional es el motivo para que
Abelardo Oquendo, desde el diario La República anuncie
que Milan Kundera sumó un tercer libro de ensayos –El telón (Tusquets, 2005)– donde agrega nuevas ideas sobre la novela a las desarrolladas por él anteriormente, y lo hace del modo polémico, vigoroso y atractivo de siempre.
Oquendo teme que la reciente publicación de esta obra pase desapercibida y por ello incluye algunos fragmentos de El telón «
Una obra de arte puede situarse en el marco de dos contextos elementales: ya sea en el de la historia de su nación (llamémosle ‘pequeño contexto’), ya sea en el de la historia supranacional del arte (llamémosle ‘gran contexto’). Estamos habituados a considerar la música, con toda naturalidad, en el gran contexto (…). Al contrario, por el hecho de que la novela se halla ligada a su lengua, es estudiada, casi exclusivamente, en todas las universidades, en su pequeño contexto nacional. Europa no ha logrado concebir su literatura como una unidad histórica, y no me cansaré de repetir que en ello radica su irreparable fracaso intelectual». Luego agrega otro fragmento que bien vale la pena colocar: El afán posesivo de la nación respecto de sus artistas se manifiesta en un terrorismo del pequeño contexto que reduce todo el sentido de una obra al papel que esta representa en su propio país.»
Creo haber escuchado a Vargas Llosa – y seguramente otros también ya lo ha mencionado, pues es una verdad inobjetable – que los nacionalismos, en el terreno que fueran, perjudican más de lo que benefician. Si, aparte de lo político del asunto, consideramos este aserto dentro de la creación artística, dará una explicación a esa obtusa manera de querer escribir y de buscar juzgar una obra por su localización. Al respecto, en el mismo artículo se cita a Juan Goytizolo cuando dice: “
Contradictoriamente a lo que se cree, este terrorismo actúa no solo en el ámbito de las lenguas minoritarias (…) sino también en un espacio tan vasto como el de la castellana, con la división universitaria y editorial entre novela española y latinoamericana y, dentro de esta, entre novela mexicana, argentina, colombiana, cubana, como si las fronteras estatales crearan fronteras artísticas y cotos cerrados. Pero es absurdo estudiar a García Márquez en el contexto colombiana, a Fuentes en el mexicano, a Carpentier y Cabrera Infante en el cubano, a Vargas Llosa en el peruano, a Cortázar en el argentino, ya que sus obras no encajan en las fronteras de sus respectivos países y se inscriben en el mapa de una geografía inexplorada del género anterior a ellos.»Las reflexiones de Kundera, recomienda Goytisolo, «deberían ser leídas por todos los chantres de las literaturas nacionales que determinan su escala de valores en función de su mayor o menor fidelidad a la entidad que representan».
En la foto, Milan Kundera by Adolph Hoffmeister