ADIOS, LAURA BOZZO
Me han importado muy poco programas de televisión como los que producía Laura Bozzo. Por supuesto que debo ser parte de un gran número de personas que detestaban producciones como esa. Sin embargo, se sabía que personajes como ella estaban ganando mucho dineron y fama con ese tipo «shows» televisivos. Era la época en la que personajes mediáticos deleznables actuaban tranquilamente bajo el paraguas protector de la dictadura fujimorista. Lo importante era contribuir sutilmente con la permanencia del gobierno ya sea como un altavoz de los logros gubernamentales o como un distractor que embaucaba la conciencia de los ingenuos televidentes. Pero eso era cosa común en aquellos tiempos.
De otro lado, también se sabía que la programación de Laura Bozzo había alca
nzado nivel de exportación y, por consecuencia, las imágenes de lo peor de los peruanos se proyectaba en muchos países. Peruanos borrachos, vagos, sicalípticos, disfuncionales eran parte de relatos escalofriantes que narraban la forma de vida en muchos de los hogares peruanos. Alguien se hacia de dinero y fama proyectándonos como personajes incivilizados y embrutecidos.
Ahora bien, para agregarle un nivel más a la desgracia: los peruanos que miraban esos programas aceptaron que, ciertamente, este país era un conjunto de habitantes en donde habían confluido la mala suerte, la ineptitud, la ociocidad y todos los vicios más condenables. En conclusión, los peruanos éramos una tanda de fracasados.
Ahora que ha pasado el tiempo, ahora que han caído muchos de los que anquilosaron al país. Es más, ahora que se comienza a hablar de un nuevo peruano cuyo futuro no está sustentado en la suerte sino en el esfuerzo. Cuando se intuye – pensando en el futuro – que los peruanos sí pueden hacer las cosas por su cuenta. Ahora se confirman cosas como esta, que los programas aquellos eran un artilugio de mala hora, una escenificación ensayada y pagada, un relato escrito por uno que otro guionista sin mayor conciencia que conseguir un pago a cambio de inventar un mundo desgraciado.
Y no contentos con todo ello, personas como Laura Bozzo pretendieron regresar a sus espacios como si nada hubiera pasado, como si las cosas se hubieran quedado estancadas en la ciénaga de un tiempo putrefacto. Y entonces se alistaron para seguir vendiendo el mismo plato agusanado de antaño. Tal vez, esto último es lo que termina de soliviantar el ánimo de cada peruano. Por cierto, aun cuando no creo que haya una condena efectiva para este tipo de delitos, espero, esperamos que la indiferencia, como mínimo, condene al olvido eterno a personas como la señora Laura Bozzo.
El video le pertenece al grupo www.utero.tv