Después de terminar de leer la novela de Alejandro Neyra, “CIA Perú,1985. Una novela de espías”, entiendo por qué recibió el Premio Novela Breve de la Cámara Peruana del Libro 2012. “CIA Perú, 1985” no es solo novela de espías, como anticipa el título, sino un recorrido estremecedor por algunos de aquellos años de violencia terrorista que se vivieron en el país de esa aciaga época.Un recorrido entrelazado correctamente con el argumento de la historia, destreza que no siempre es fácil de conseguir. Probablemente porque el error de algunas novelas – que buscan contextualizar su historia con los acontecimientos y sentimientos de una determinada época – es que no logran controlar la dosificación de la trama con los datos de época, datos que supuestamente buscan plantear una atmósfera adecuada. En esos casos, el resultado es una novela que transcurre como forzada, poco natural.
En cambio, en la novela de Neyra, el interés por el desarrollo de la trama se mantiene constantemente y, junto a ello, el lector, de pronto se siente inmerso en esos años estremecedores que oscilan entre los días de finales del gobierno de Belaunde y la tormenta cercana del gobierno de Alan García. Un joven e inexperto diplomático con un casi mítico espía internacional en la búsqueda del tenebroso Abimael Guzmán mientras el país se viene a pique.
Ahora bien, la novela tiene otros méritos que llaman mi atención. Por ejemplo, el hecho de que haya tomado como referencia otra novela,
“La caza del hombre en el Perú”, de Gerard de Villiers. Una novela ligera, de espías. En ella un agente, Malko Linge, cumple una misión en el Perú de esos sórdidos tiempos. Novelita sin mayor vuelo que acompaña a los lectores de aeropuerto; pero que le sirve a Neyra para plantearnos una especie de historia detrás de la historia. Una atractiva estrategia para entremezclar la ficción y la realidad que resulta en una historia donde van apareciendo personajes inesperados – diría míticos – de esos años con un punto de tensión que se maneja muy bien: la búsqueda del tenebroso Abimael Guzmán. Los invito a leer la novela. Vale la pena.
Felicito a Alejandro por su novela, por su merecido premio de novela y porque, de paso, se viene consolidando como un sólido escritor peruano. Su mérito más reciente – del que apenas me he enterado esta semana – es que ha obtenido el
Premio Copé Plata2012.