LAS IDEAS CUANTO MÁS SE PROHIBEN
MÁS SE FORTALECEN
El arte en general, y, en especial, la palabra convertida en literatura, siempre han sido temidos por quienes intentan orientar los valores de los demás. Y es que la propuesta creativa del arte se sustenta en la libertad, y la libertad es un sendero por donde se puede filtrar la verdad, y la verdad a veces es una certeza que duele. Será por eso que se quemaron a autores y libros, se golpearon artistas para arrancarles la intuición de la verdad, se prohibieron lecturas y obras en general. Todo por nada pues, al final, la contundencia de la obra se mantuvo inalterable en el tiempo hasta que desaparecieran los prejuicios y los prejuiciosos.
Una inteligente y particular estudiante, Belem Oliden, me alcanzó los poemas prohibidos de Charles Baudaliere. Es decir, esos poemas que en su época fueron censurados por atentar contra los valores. Qué ironía. Los poemas siguen vigentes mientras los cuidadadores de la verdad ya no están.
Transcribo un fragmento sobre la influencia de Baudaliere de wikepedia y luego les dejo uno de los poemas que, amablemente, me facilitó Belem.
Baudelaire fue para algunos la crítica y síntesis del Romanticismo, para otros el precursor del simbolismo, y tal vez haya sido ambas cosas al mismo tiempo. También es considerado el padre espiritual del decadentismo. Hay al menos coincidencias de que formalmente abrió el camino de la poesía moderna. Su oscilación entre lo sublime y lo diabólico, lo alto y lo bajo, el ideal y el aburrimiento angustioso (el Spleen) se corresponde con un espíritu nuevo en la percepción de la vida urbana. Además, estableció para la poesía una estructura basada en «Correspondencias», idea ésta que desarrolla en el poema de ese nombre con el que abre «Las flores del mal». Las correspondencias equivalen a audaces imágenes sensoriales que representan la vida espiritual del hombre moderno.
El simbolismo, que avanzó en el camino de una poesía autónoma, que se representara sólo a sí misma, es deudor de esta idea de Baudelaire. El trabajo que realizó con la metáfora contribuyó en todo caso a indicar el terreno ilimitado en el que podía expandirse el sistema de representación de la poesía. Esto fue de importancia decisiva para la poesía del siglo XX, junto con la experimentación de Arthur Rimbaud, el principal de los poetas «malditos», quizá el mejor heredero de Baudelaire
EL LETEO
Ven a mi pecho, alma sorda y cruel.
Tigre adorado, monstruo de aire indolente;
Quero enterrar mis temblorosos dedos
En la espesura de tu abundosa crin;
Sepultar mi cabeza dolorida
En tu falda colmada de perfume
Y respirar, como un ajada flor
El relente de mi amor extinguido
¡Quiero dormir! ¡Dormir más que vivir!
En un sueño, como la muerte, dulce,
Estamparé mis besos sin descanso
Por tu cuerpo pulido como el cobre.
Para ahogar mis sollozos apagados,
Sólo preciso tu profundo lecho;
El poderoso olvido habita entre tus labios
Y fluye tus besos el Leteo.
Mi destino, desde ahora mi delicia,
Como un predestinado seguiré;
Condenado inocente, mártir dócil
Cuyo fervor se acrece en el suplicio.
Para ahogar mi rencor, apuraré
El nepentes y la cicuta amada,
Del pezón delicioso que corona este seno
El nunca contuvo un corazón.
1. Leteo: Uno de los ríos del infierno, cuyas quietas aguas permitían a los muertos el olvido de sus afanes terrestres.
2. Nepentes: Pócima mágica que los antiguos ingerían para suprimir la tristeza y el dolor que, posiblemente, contenía algún estupefaciente.
Nota:
En la foto:
Momumento al poeta y su fotografía