La complicada relación entre la literatura y el cine vuelve a crear controversia con la presentación del film «
Del amor y otros demonios» de la directora Hilda Hidalgo, obra que se presentó como invitada en el
Festival de Cine de Cartagena, Colombia. La película contó con la bendición del mismísimo autor de la novela escrita, Gabriel García Márquez. Deferencia poco común la del Colombiano.
Por lo que me entero, a través de «
El Universal«, la crítica no ha sido del todo amable. La directora ha afirmado que era consciente de que su obra iba a generar controversia y que, de todas maneras, no iba a convencer a todos. Aun así, espera que la película conmueva al espectador lo suficiente como para convencerlo de vivir ese otro universo en donde el amor se manifiesta de un modo peculiar.
Por lo visto, las obras de García Márquez se desenvuelven en una maravillosa dimensión verbal de donde es difícil sacarla. La anterior realización fílmica de su novela «
El amor en los tiempos del cólera« ya había generado una intensa desazón en los seguidores del autor. Sucede que la palabra posee dones en parte irrepetibles en un formato distinto al encadenamiento lingüístico. Aun cuando las técnicas del cine son maravillosas para contar historias de asombro que no se podrían contar de otra manera, la literatura marca de manera singular su espacio y su modo narrativo.
Una afirmación bastante difundida dice que hay novelas escritas que no deberían llevarse al cine, tanto como el de películas que solo podrían ser contadas de manera audiovisual; sin embargo, la tentación es inevitable y la relación entre el cine y la literatura, a pesar de sus constantes desencuentros, seguirá insistiendo en ese préstamo frustrado de historias.
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