Ganadora del Nóbel
ABURRIDA DE LA FAMA
Resulta que la novelista británica, Doris Lessing – escritora de mayor edad en recibir el Nóbel – declaró ante las cámaras de la televisión británica estar fastidiada y hasta arrepentida por haber obtenido el connotado premio de la Academia Sueca. De paso, confesó, que ya se había gastado casi todo el dinero que recibió por el galardón: un millón y medio de dólares, (nada más).
Como era obvio, su vida ha dado un giro completo y gran parte de su tiempo lo tiene ocupado en entrevistas, fotografías y conferencias.
«Paré, no tengo energía para escribir. Por eso no dejo de decir a los que son más jóvenes que yo, que no se imaginen que siempre serán jóvenes«, dijo en algún momento de la entrevista. En otro momento, se quejó:»Todo lo que hago es conceder entrevistas y dejarme hacer fotos».
Nacida en en 1919 en el actual Irán, Doris May Taylor vivió durante los primeros años de su vida en la ex colonia británica de Rhodesia del Sur, actual Zimbawe. Esto marcó su obra literaria posterior. Participante del Partido Comunista en algún momento, Lessing ha sido comparada con la francesa Simone de Beauvoir por sus ideas feministas. El cuaderno dorado (1962) es uno de sus libros más conocidos.
Esta noticia me trae a la memoria una larga conversación con un apreciado amigo que también se quejaba del enorme esfuerzo paraliterario que había que hacer para escribir. Había que aceptar largas entrevistas y responder a las mismas preguntas una y otra vez, poner la cara de circunstancia para las fotografías, hablar de la última novela tantas veces que se terminaba casi por desconocerla. Aparte de los largos viajes por avión, las interconexiones, la espera en los aeropuertos, las noches en cuartos de hotel en cuyo velador jamás habrá algún objeto que evoque a un ser querido. En el caso de mi amigo, un muy buen escritor por cierto, el asunto era inevitable porque muchos de esos compromisos tenían un explicación económica y, ni modo, había que asumirlos para tener dinero para la renta y para sobrevivir mientras se escribe la siguiente novela.
Recordábamos que años antes, en los inicios de la aventura, se acariciaba con cierta discresión la idea de ser famosos y de estar en el pico de la popularidad. El aura de la fama era una secreta ambición con la que nos relamíamos. Que distinto es todo detrás de las bambalinas, me contaba mi amigo. Y lo peor, me decía, que todo esto se hace para escribir y eso es lo que menos hago durante el día.