MEDITACIONES DE UN PERUANO EN SUS FIESTAS PATRIAS
No me entusiasma el «chauvinismo». No me parece útil el fanatismo, ni siquiera por mi país. Soy parte de una nación con grandes riquezas y con valiosos ciudadanos; pero también con muchos desaciertos e imperdonables descuidos.
No creo que, necesariamente, les tenga que gustar a todos la comida, la música, la geografía peruana. No me parece justo desacreditar a quien no comparte la fascinación por los atractivos peruanos.
Sin embargo, esta es mi nación, y soy parte de esta historia llena de contradicciones.
Como sucede con las familias, uno no las escoge, pero, definitivamente, hay que aceptar que sí existe un vínculo íntimo con tu país. Un hermandad que hace que a veces te irriten las cosas que suceden en él, y, en otras, te invada el entusiasmo y amor por las cosas y la gente de tu país.
Como debe ser, comparto la cultura de mi país. Trato de corregir los errores que he heredado de nuestra historia accidentada y revaloro con entusiasmo los aciertos que tenemos, y que son muchos.
Sí me gusta hasta la fascinación el lomo saltado, el ají de gallina, los frijoles con seco, pero no me llevo bien con el olluquito. Me emociono con el Himno Nacional, aunque creo que el mejor himno hubiera sido Contigo Perú en la voz del Zambo Cavero. Puedo pasar de la sensualidad de una marinera a la melancolía de una chuscada serrana o la alegría oriental de Mujer hilandera, pero no gustan mucho los yaravíes.
De otro lado, no voy a decir que las mujeres peruanas son las más bellas del planeta, pero los grandes amores que he tenido han sido, básicamente, las conflictivas damas peruanas, y cuando debo imaginar un rostro fascinante y un amor apasionado, pienso en alguna peruana; pero he aquí, la contradicción: cuánto me hubiera gustado que Catherine Zeta Jones hubiera sido una limeñita de pura sepa. Ni modo.
Por eso, porque soy parte de esta cultura, de esta familia de peruanos en cuya historia se han mezclado. tal vez no todas las sangres, pero sí muchas por cierto, bien vale la pena, participar de estos días de algarabía por las Fiestas Patrias de este valiente país, mi país.