Ha llegado a mis manos el libro de Jorge Cuba Luque, “Mundiales y destinos”. Editorial Campo Letrado, 2017. Luego de algunas interrupciones propias del inicio de clases, he podido finalmente leerlo, con cierta tranquilidad, en estos días de verano tibio, pero de amaneceres neblinosos propios de Lima. Fueron unas horas encantadoras las que he pasado leyendo un inusitado libro sobre uno de los deportes más populares de mundo, sin acaso, el mayor de todos: el fútbol.
Digo inusitado porque Jorge Cuba es un escritor de corte literario, de muy buenos libros de cuentos. Por ejemplo, «Ladrón de libros», «Colmena 624», «Preguntas y respuestas» y la novela «Tres cosas hay en la vida». Sin embargo, me ha sorprendido gratamente con un libro que da cuenta de los Mundiales de fútbol, desde el primero, allá en Uruguay en 1930, hasta el Mundial de 2014.
Ahora bien, primero que no tengo mucho qué decir sobre el apasionado mundo del fútbol. Como seguramente le suele pasar a la mayoría de mis lectores, mis conocimientos sobre el balompié son los de una sencillo aficionado, de esos que se deja llevar por las emociones cuando llega el momento y que desconoce de esos vericuetos técnicos que, probablemente, marcan la verdadera diferencia entre un buen partido y uno en donde solo importa que el equipo de nuestra simpatía gane, como sea, pero que gane. Evidentemente, la situación se magnifica cuando se toca el tema de los mundiales, esos campeonatos a donde llegan solo los mejores equipos y, principalmente, los asombrosos jugadores, los nuevos semidioses, y tal vez ya los dioses de este nuevo Olimpo en donde lo mágico está en habilidad que se tiene con la pelota y, más aún, en esa aura de encantamiento que se derrama sobre el espectador y que lo enajena totalmente.
Sin embargo, en este reciente libro de Jorge Cuba, el tema del fútbol y de los mundiales, se aborda de otro modo, no sé si inédito, pero muy interesante. Con su habilidad como narrador y con una sapiencia sobre la historia de los mundiales – que le debe haber costado mucha investigación -, nos introduce en cada Mundial diseñando una atmósfera efectiva, dándonos una serie de datos anecdóticos que, inmediatamente, despiertan el interés por cada campeonato. Y eso no queda allí, el trabajo se enriquece más porque cada mundial es – en cierto modo – la historia personal de un jugador o de un árbitro o de otro personaje que haya marcado la diferencia en tal evento.
Es de ese modo, entretejiendo la narración del mundial con la historia peculiar de un participante y, con hechos históricos que aportaron a la singularidad de cada campeonato, que Jorge Luque, en «Mundiales y destinos», nos deja un llamativo itinerario sobre la historia de los Mundiales. Desde héroes deportivos que terminaron ejecutados en un paredón de fusilamiento, hasta errores garrafales que le frustraron el campeonato a un país y le cambiaron la vida a jugadores que pasaron de ídolos a ser personajes casi despreciados. Me despertaron un interés especial – porque tengo la blanquirroja debajo de la camisa – las anotaciones sobre la participación de Perú, como el de la historia aquella de cómo nos retiramos, orgullos, del Mundial del 36´, hasta datos sobre el gran Hugo Sotil.
En buena cuenta, el libro de Jorge Cuba es una lectura a la que vale la pena darle un tiempo y, de paso, remover lo que nosotros tenemos en la memoria colectiva de este deporte que – con todo y escándalos recientes – nos sigue apasionando.
Lo recomiendo.