Para canal siete, la literatura es un«VANO OFICIO»
Aun cuando algo tarde, me suscribo con todos aquellos que han señalado su contrariedad con el cierre del programa Vano Oficio del escritor Ivan Thays en el canal siete, canal estatal de televisión. El cierre del programa se escuda – dizque – en una política de ahorro dado que el canal no tiene dinero para solventar los gastos de producción de programas como el de Ivan. Fallida y patética excusa cuando, por estos días, el ahorrativo canal ya promociona la futura transmisión de programas como uno de cocina y otro de microempresa
Una vez más, la estulticia, por decir lo menos, juzga que la literatura y la actividad cultural peruana no merecen demasiado su atención. ¿Cuál sino es el criterio con el que se evalúa la importancia de los eventos del campo artístico e intelectual. Vano Oficio era el único programa eminentemente literario de toda la televisión peruana, y existía esencialmente en virtud del sacrificio de su conductor.
No lo cambian por otro programa que cubra más espacios culturales o que renueve sus propuetas. Situación que – en todo caso – pudiera ser discutible, pero al menos demostraría diferencia de criterios, pero no de objetivos. Simplemente se anula un programa cultural literario por nada que lo reemplace. ¿La cultura planteada en eso término no vende? Y si así fuera, cosa que no acepto ¿Es función de un canal del Estado preocuparse por el «ranking»? Sistemas de medición tomados de agencias cuyos criterios no se enmarcan en asuntos netamente culturales. ¡Que lamentable! Faverón, desde su blogs escribe, y me adhiero a él: «El programa de Thays era indispensable en un país donde la televisión muestra una mentalidad precolegial, los espacios de discusión parecen cada vez más cantinas de media tarde y los programas de esparcimiento tienen el nivel de actuaciones de kermés. Estaría loco si tuviera algo contra la notable culinaria peruana o contra la promoción empresarial, pero si los directivos de un canal del Estado piensan que se puede eliminar la cobertura cultural y tachar de un plumazo la literatura para reemplazarlas con tacutacus y buenas ideas para la bodega del barrio, esa es suficiente prueba de que el puesto les queda enorme«.