Nota curiosa la que encuentro en la página web de
Periodista Digital. Muchos cafés y bares de Nueva York han comenzado a limitar la facilidades que les daban a los clientes que ocupaban sus mesas para que estos se enganchen a la red a través de sus
laptops. Por lo que leo, las razones son – cuando no – básicamente económicas. La crisis los ha obligado a buscar todo tipo de ahorro. Por lo visto, ya no resultaba un buen negocio tener a comenzales instalados por horas en las mesas, totalmente absortos en sus pantallas y con un consumo mínimo que no hacia rentable el servicio de la wii fii y el uso de la electricidad, por más baja que está sea por computadora.
Es casi seguro que dicha tendencia llegue por aquí muy pronto. O sea que el paisaje de los cafés con gente ensimismada en sus pantallas empezará a disminuir en cualquier momento.
Lo curioso de la nota está en los comentarios de algunos lectores. Por ejemplo hay quienes opinan que la medida es positiva no solo por el ahorro, sino porque los cafés regresarían a su estado natural: «lugares en donde se va a conversar y no a perderse en la dimensión virtual«. Otro comentarista con mayor conocimiento del inglés alerta que el aviso no llega a decir: «Prohibida la entrada a perros, gatos y ordenadores portátiles«, sino, más bien: «Prohibida la entrada a perros y gatos con ordenadores portátiles«. Cuestión de tecnicismos. Como sea, la amenaza ya está hecha.
Parte de la nota dice:
Enrique Dans en su blog titulado “
No more perks: coffee shops pull the plug on laptop users“, donde se hacen eco del cambio de tendencia en cafeterías y bares de Nueva York con respecto al uso de ordenadores portátiles y enchufes: cada vez más locales eliminan los enchufes y las redes inalámbricas, y prohíben el uso de portátiles totalmente o durante las horas de alta ocupación.
Lo que en su momento fue un incentivo para atraer a clientes, se ha convertido en mesas ocupadas durante horas con clientes absortos en sus pantallas que no consumen suficiente como para rentabilizarlas, e impiden que las ocupen personas que sí podrían hacerlo.
A raíz de la polémica, algunos se preguntan si debería
Starbucks, uno de los pioneros en facilitar a sus clientes el uso de portátiles, reconsiderar su política y prohibirlos, entre otras cosas por el bien de la conversación y del “espíritu de café”.
Parece ser que con la crisis económica y el incremento del número de desempleados, el número de parroquianos dispuestas a matar las horas en una cafetería o bar agarrados a su portátil se ha elevado «peligrosamente».
.