Encuentro un
artículo de Alonso Cueto en Perú 21 que llama mucho mi atención. El siempre amable y atildado Alonso escribe, esta vez, unas líneas en favor del denominado
Proyecto de Mecenazgo Cultural. Un proyecto que propone abrir un camino para que las empresas puedan subvencionar actividades culturales, y que esos gastos sean beneficiados en la deducción de impuestos de sus impuestos. Visto así, a primera vista, no parece que hubiera mayor controversia con el mencionado proyecto. Aunque, por algún lado leí que, con esta justificación, algunos empresarios y promotores culturales inescrupolosos iban a encontrar el camino para inflar ciertas actividades seudoculturales con el fin de escamotear sus obligaciones tributarias.
Todavía hay un mucho que discutir sobre el asunto, y discutir un proyecto tan loable, ciertamente vale la pena. Por mientras, transcribo el
artículo de Alonso Cueto quien ya toma una clara posición al respecto.
PROMOVER EL BIEN CULTURAL
El proyecto de Mecenazgo Cultural es una oportunidad para que el Gobierno haga una inversión significativa en nuestra tradición cultural. El proyecto, que permite deducir de impuestos las sumas que las entidades privadas destinen a proyectos culturales –artes escénicas, pintura, libros, patrimonio–, tiene ejemplos en muchas partes. Una de las falsedades pregonadas es que en países capitalistas como EE.UU. no hay apoyo a la actividad artística. En verdad, allí no solo existe la ley del mecenazgo cultural, sino también organizaciones gubernamentales que la apoyan: el National Endow-ment for the Art, por ejemplo, ofrece becas de investigación y financia proyectos educativos y de pintura, teatro, traducciones, ediciones de libros, etcétera.
Promover el patrimonio cultural peruano es promover una imagen ante el mundo. No hay nada más ‘eficiente’ y ‘rentable’ que impulsar nuestros bienes culturales, como lo hace, con éxito, el Gobierno mexicano. A cualquier empresa le interesaría ver su logo asociado a ese empeño. En nuestro medio, instituciones privadas como el Banco Continental, Edelnor, Telefónica y la Universidad Católica han hecho una labor esencial en temas culturales, pero es obvio que otras más se unirían si se dieran otros estímulos. La ley del Mecenazgo lo permitiría, no por el bien de los artistas o investigadores, sino por el bien de todos, incluyendo al Gobierno, por supuesto.
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