Nunca están todos los que deberían y algunas sobran
BALANCE DE LITERATURA PERUANA 2006
Como tenía que ser, arrancó el balance de lo que se hizo este año que (afortunadamente) termina. Ricardo Gonzáles Vigil lanza un resumen de la actividad literaria con algunas opiniones que, como siempre, marcarán la polémica por los que estuvieron, los que no estuvieron o los que estuvieron, pero fueron mal tratados.
Por ejemplo, en el plano internacional, Gonzáles Vigil menciona a Mario Vargas Llosa con su novela “Travesuras de la niña mala”: Una de las más admirables (destaquemos su hondura psicológica y humana calidez) de su formidable producción: Igual mención en narrativa para Santiago Roncagliolo quien se consagró como el novelista más joven con su novela “Abril rojo” ganadora del premio Alfaguara. En poesía, menciona Carlos German Belli quien ganó el Pablo Neruda que otorga el Gobierno Chileno. Así también a Blanca Varela que gano el García Lorca (Granada) y Arturo Corcuera ques e alzó con el Casa de las Américas (Cuba). Buena jornada para la literatura peruana en el plano internacional.
También menciona trabajos de narrativa como la primera edición peruana de una joya de Fernando Iwasaki: «Libro de mal amor» (Alfaguara). «Los papeles de Damasco», de Jorge Salazar, «La segunda visita de William Burroughs», de Carlos Calderón Fajardo, «Puta linda», de Fernando Ampuero, «El regreso de la trapecista», de Óscar Málaga, «Manual de pistola automática», de Juan Carlos Mústiga, «El círculo de los escritores asesinos», de Diego Trelles Paz, «Rito de paso», de Víctor Coral, «El primer invierno de Diana Frenzy», de Paul Alonso, «En la orilla oscura», de Elsa Vértiz y «Hotel Lima», de Miguel Ildefonso.
En poesía comenta sobre la obra de poetas consagrados: «Hospital», poemario póstumo –escrito al borde de la muerte– de Pablo Guevara (San Marcos); «Nudo Borromeo y otros poemas perdidos y encontrados», de Rodolfo Hinostroza (Lustra) y «Aunque es de noche», de Marco Martos (Hipocampo). Resulta más contundente la contribución de autores surgidos en los años 70: «Banderas detrás de la niebla», de José Watanabe (Peisa), quien goza de un reconocimiento internacional de primer orden; «Simulación de la máscara», de Tulio Mora (Hora Zero), gran intérprete del Perú profundo; «Geografía inútil», impecables acuarelas-iluminaciones de Luis La Hoz (Estruendomudo); y «Vinilo», un intenso homenaje rockero de Enrique Sánchez Hernani (Fauno). Mención aparte reclama Cronwell Jara, consagrado narrador con poemas en revistas de los años 70, que este año publicó un poemario potentísimo, casi sísmico: «Manifiesto del ocio» (San Marcos).
Faltan, por supuesto, muchos. Iremos menionando luego a muchos de ellos, a ver si también alcanzamos a leer a la mayoría.
Fotografías de Santiago Roncagliolo, Blanca Varela y Vargas Llosa.