He leído con mucha curiosidad el reciente libro de Ricardo Sumalavia, “No somos nosotros” (Editorial Seix Barral. 2017). Lo terminé en menos tiempo del que había calculado. Uno aprende con la práctica a determinar cuántas horas va a tomar la lectura de un libro; sin embargo, en este caso, no me funcionó el cálculo. Claro, eso sucede cuando el libro es interesante y logra captar la atención del lector, solo entonces se establece una conexión inmediata y todo fluye de manera natural y rápida. Le lectura me tomó dos viajes, de Lima Sur a Lima Norte, en el Metropolitano. Anotó esta curiosidad porque, en alguna página del libro de Ricardo, encontré una referencia a un viaje suyo, allá en Francia, para ser más preciso en Burdeos, que le tomó unos cuarenta y cinco minutos, los cuales aprovechó para hacer algunas anotaciones y reflexiones literarias. En mi viaje en el metropolitano, recargado de pasajeros y de estrés, francamente, no hubo mucho espacio ni tranquilidad para eso de las anotaciones. Pero, como sea, si me fue posible abstraerme del entorno y disfrutar de un excelente libro.
Ricardo Sumalavia ha escrito un libro a modo de bitácora en donde va anotando reminiscencias de su larga estadía en la ciudad de Burdeos. No solo reminiscencias, sino algunas anécdotas y reflexiones. Para ello, se vale de algunas lecturas preferidas y de frases de autores que tuvieron significación para él en determinados momentos de su vida, todo mientras duraba su periplo por Europa. Con gran habilidad entremezcla esas meditaciones con sucesos comunes del día a día y logra textos que no solo dibujan interesantes momentos, sino que dejan – entrelíneas – el retrato de un personaje que a pesar de valorar cada momento de esa experiencia, de largos años, en una casi paradisiaca ciudad europea, mantiene una discreta nostalgia por su país de nacimiento. He encontrado en varios de los textos que componen el libro, a un narrador contento con la agradable vida en familia que está llevando y que valora su enriquecimiento cultural; sin embargo, de pronto, aflora la nostalgia y la añoranza por el Perú de sus recuerdos, recuerdos que se destilan entre los renglones más emotivos de cada texto.
Hay un dato extralingüístico que le da un valor agregado al libro de Sumalavia. El narrador presiente que se acerca el momento de dejar su estadía en Burdeos para regresar a Lima y reinsertarse, una vez más, en la capital del Perú. Comprende que se va a encontrar con una ciudad distinta a la que mantuvo en sus recuerdos. Entonces la valoración de los textos que conforman el libro aumenta. A pesar de que cada texto se puede disfrutar por separado y se puede extraer de cada uno interesantes reflexiones, básicamente literarias, siento que el conjunto de ellos sublima la nostalgia de quien siempre ha estado pensando en su país de origen.
Finalmente, debo aclarar que he usado el término bitácora para definir el libro, a falta de una mejor denominación y respaldándome en la terminología que usa la editorial en la contratapa. Sin embargo, recuerdo que en la presentación del libro, el mismo autor esquivó, cuanto pudo, el tener que darle una denominación al género del libro. “No somos nosotros” es pues una sucesión de textos – escritos de modo impecable – con una peculiar línea de tiempo y una secuencia de espacios que parecen solo responder a los casualidades y caprichos del destino en la vida del narrador. No obstante, como ya dije, el conjunto de textos genera en el lector la sensación de haber sido testigo de un largo recorrido vivencial, un largo recorrido que te atrapa como lector. Entonces no importa si es un género difuso entre una crónica, un relato fragmentado, una libreta de notas.
La experiencia de leerlo es grata. Lo recomiendo.