Aun cuando las razones por las que se terminó una buena amistad – como la que tuvieron Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez – fueron guardadas con discresión, tanto por ambos escritores como por los amigos más cercanos, de todas maneras se filtraron algunos datos que luego, claro, como tenía que ser en Latinoamérica, se fueron mezclando con la imaginería popular hasta crear una leyenda urbana. Lo cierto es que sí hubo puñetazo del escritor peruano contra el rostro del colombiano. Unas fotografías mostradas solo muchos años después dieron prueba de ello. Lo demás, hasta hoy, sigue siendo especulación.
Ahora bien, mientras duró la amistad entre ambos escritores, esta sirvió para enriquecer el momento literario que después se conoció como e
l «boom» de la literatura latinoamericana. Por ejemplo, tengo un pequeño libro en donde se da cuenta de un fructífero conversatorio sobre literatura que tuvieron los dos escritores en Lima cuando todo era elogios entre ellos. Asimismo, guardo, con mucho orgullo, el ensayo «
Historia de un deicidio» en donde Vargas Llosa analiza la obra de García Márquez, hasta declararlo «El Amadís de América», mientras que Gabo afirmaba que Mario era el “el último caballero andante de la literatura”.
No obstante la razón de este post, tiene que ver con una nota que encuentro en el blog del diario El Espectador en donde se cuenta las andanzas de Fernando Araújo Vélez para conseguir la dedicatoria de los dos irreconciliables escritores para un mismo libro: «Historia de un deicidio«.
Luego de narrada la aventura de Fernando, se anota las frases que ambos escritores anotaron en la dedicatoria.
Mario Vargas Llosa: «Por una mistad que nunca más será»
Gabriel García Márquez: «Totalmente de acuerdo»
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